Dios puede llamarnos a servirle y guiar a su pueblo a través del ministerio que nos entrega, pero esto no nos capacita automáticamente para ser un líder según los propósitos de Dios. Tenemos una suerte de pensamiento “espiritualizado” por el cual creemos que con el llamado vienen los dotes de liderazgo, los cuales por lo general son muchos más complejos de lo que creemos. Somos capacitados con dones y talentos por parte de Dios, estos nos ayudan a desarrollar y llevar adelante nuestro liderazgo pero
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